T del tiempo y los viajes a través de él.
Los
viajes en el tiempo es un asunto con el que, durante mucho tiempo, se
ha maravillado el ser humano. Einstein y su teoría de la relatividad
nos dieron la respuesta que tanto hemos deseado: sí, existe la
posibilidad de viajar a través del tiempo, tanto al pasado, como al futuro.
Ésto
es lo que este experimento propone. Mediante dos gemelos, consiguen
averiguar, mentalmente, el efecto que podría tener un viaje
temporal.
Mientras
uno de ellos se queda en la tierra, el otro es lanzado al espacio,
donde el tiempo transcurre de manera más lenta. Aún así, cuando
regresa a por su hermano, en la tierra han pasado más de cien años.
Es aquí donde surge la posibilidad de que el gemelo lanzado al
espacio, haya viajado al futuro.
Éste,
incapaz de soportar (entender) esta idea, vuelve al pasado en una
máquina de viajes temporales que ha sido inventada durante su
ausencia. Una vez alcanza el momento que busca, provoca,
accidentalmente, la muerte de la persona que inventó la máquina
para viajar.
Lo
que este experimento propone realmente, no es la posibilidad de
viajar a través del tiempo, sino la ética que le rodea.
La
tecnología y avances matemáticos señalan estos viajes como
plausibles. Es la moral, la que debe ser meditada dada la situación.
Las
leyes del universo, causa y efecto, son inalterables. De este modo,
no se descarta la posibilidad, la obvia y natural tendencia, a
cambiar los hechos. Una persona que viaja al pasado o futuro, realiza
ciertas acciones que pueden ser decisivas en un presente actual.
Estos
cambios pueden ser fatales, pues cada causa conlleva su efecto, y lo
más nimio en apariencia puede significar una muerte (como en el caso
de los gemelos).
Por
eso hemos de plantearnos, dejando a un lado la genialidad de poder
vislumbrar un futuro, o cambiar el pasado, si es realmente factible
un viaje que pueda derruir los cimientos de un presente continuo. El
verdadero experimento mental consiste en reflexionar acerca de
aquello que nosotros haríamos. ¿Permitir estos viajes, bajo la
estricta norma de no realizar ningún cambio considerable? o,
¿seríamos capaces de olvidar esta posibilidad, en pos de ser
correctos éticamente?
Conocer
el futuro y tener en tu mano el poder de cambiar el pasado, es, sin
duda, tentador. Sin embargo, actuar sin conocer las consecuencias que
ello puede conllevar, no es algo a lo que deberíamos estar
expuestos. Jugar con el tiempo no es algo natural. Todos somos
responsables de nuestros actos, y éstos han de realizarse con mesura
y teniendo en cuenta las posibles repercusiones. Al fin y al cabo,
vivimos en sociedad. (individualista y egoísta, que, estaría
dispuesta a viajar a través del tiempo para conseguir el beneficio
propio. A pesar de que más de uno proclamaría su interés por estas
máquinas para arreglar horrores del pasado, o averiguar avances del
futuro, no hay que olvidar que vivimos entre hipócritas y, estos
días, se valora más una apariencia, que la intención real de
moldear el presente para el goce y disfrute propio)
Debemos aprender a disfrutar y asumir nuestros actos. La magia está en que nos equivoquemos y lo intentemos hacer bien. En una vida hay tiempo de sobra para rehacer nuestros errores y convertirlos en éxitos! Somos instantes, momentos de polvos de hadas y fallos de purpurina, ¿qué hay más bonito que equivocarse?
Antes de inventar máquinas de viajar en el tiempo, deberíamos ser capaces de inventar aparatos que nos ayudaran a dejar de intentar hacerlo todo perfecto. LOS ERRORES SON PRECIOSOS, Y NOS AYUDAN A SER COMO SOMOS
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